Ser voluntario en La Protectora significa mucho más que ayudar. Implica conocer a los animales del albergue y participar un poco más activamente en su bienestar, provocando que se forme una relación de cariño casi tan intensa como si viviesen en tu propia casa. Es una labor muy gratificante que resulta adictiva para todo el mundo que la prueba.
Sin embargo, debemos admitir que en ocasiones puede ser una actividad dura, y que no todo el mundo está preparado para ver la realidad de un albergue, donde, por mucho que lo intentemos, no podemos garantizarles el mismo bienestar que podrían tener en un hogar. Por ello, ofrecemos distintos tipos de voluntariado, para que cada persona se adapte al que mejor le convenga.
Eso sí, solo pedimos dos cosas: constancia y compromiso. Necesitamos ayuda, pero también necesitamos saber que aquella persona que se compromete a ayudar, lo dice en serio y puede dedicarles a los animales el tiempo que se merecen.