Os presentamos a Laura, una tímida gata que llegó a La Protectora con una fisura en la cadera que, tras un tiempo de reposo, se soldó bien, lo que le permite llevar una vida completamente normal en la actualidad. Durante todo el tiempo que lleva en el albergue, nos ha demostrado que, pese a su desconfianza, con paciencia y tiempo puede llegar a fiarse de las personas, así como a ser una gata cariñosa y agradecida. Aquí en el refugio, convive con otros gatos sin ningún tipo de problemas, teniendo buena relación con ellos, con lo que su hogar ideal sería junto a otro compañero felino, que le sirviese de apoyo para adaptarse a su nueva vida.
Fecha de entrada: 2022
Este es Pipo, un precioso gato que fue abandonado en octubre de 2021, siendo muy pequeño, y que lo obligó a quedarse solo y desamparado hasta que fue rescatado. Desde entonces, ha crecido en el albergue, lo que nos ha permitido conocerlo y ver su lado más simpático y cariñoso. Se caracteriza por ser activo, juguetón y curioso, lo que le lleva a relacionarse muy bien con otros gatos. Tanto es así, que siempre consigue salirse con la suya, pues tiene alma de ser el líder del grupo.
En relación a las personas siempre busca la compañía humana, y le encanta demostrar su amor dando pequeños mordisquitos afectuosos, pues es su manera especial de decir lo mucho que te quiere.
Es difícil conseguir fotos de Quely, una gata que entró en La Protectora en septiembre de 2020, después de sufrir un accidente importante. La divisaron en un edificio y, huyendo de las personas que intentaban cogerla, se cayó desde un tercer piso por el hueco de las escaleras, fracturándose una de sus extremidades traseras de tal horrenda forma que la única solución que se encontró para evitarle mucho dolor en el futuro fue la amputación. Desde entonces, vive sin problemas con tres patitas, llevando una vida normal.
Debido a lo que le ocurrió, es una gata muy miedosa, desconfiada y tímida. Apenas ha tenido socialización con humanos, por lo que necesitaría un hogar en el que no esperasen de ella arrumacos, y donde le brindasen el tiempo y espacio suficiente para que pudiese adaptarse y, paulatinamente, empezar a confiar en las personas.
Sor llegó desde Biar en junio de 2022, entrando en La Protectora con una hiperplasia mamaria, de la cual se recuperó perfectamente gracias al tratamiento veterinario adecuado. Desde ese entonces, ha demostrado ser una gata que disfruta de su independencia, pero que también es sociable con otros gatos. Es muy buena, tranquila y cariñosa, por lo que busca un hogar en el que poder disfrutar de su propio espacio, pero también de la compañía y el afecto de una buena familia.